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Pubblicato da la strada per la felicità

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ORACIÓN A MARIA
De San Ildefonso de Toledo

(del Libro de la perpetua virginidad de Santa María)

 

A ti acudo, única Virgen y Madre de Dios. Ante la única que ha obrado la Encarnación de mi Dios me postro.
Me humillo ante la única que es madre de mi Señor. Te ruego que por ser la Esclava de tu Hijo me permitas consagrarme a ti y a Dios, ser tu esclavo y esclavo de tu Hijo,
servirte a ti y a tu Señor.

A Él, sin embargo, como a mi Creador y a ti como madre de nuestro Creador;
a Él como Señor de las virtudes y a ti como esclava del Señor de todas las cosas; a Él como a Dios y a ti como a Madre de de Dios. 

Yo soy tu siervo, porque mi Señor es tu Hijo. Tú eres mi Señora, porque eres esclava de mi Señor. 

Concédeme, por tanto, esto, ¡oh Jesús Dios, Hijo del hombre!: creer del parto de la Virgen aquello que complete mi fe en tu Encarnaciòn; hablar de la maternidad virginal aquello que llene mis labios de tus alabanzas; amar en tu Madre aquello que tu llenes en mi con tu amor; servir a tu Madre de tal modo que reconozcas que te he servido a ti; vivir bajo su gobierno en tal manera que sepa que te estoy agradando y ser en este mundo de tal modo gobernado por Ella que ese dominio me conduzca a que Tú seas mi Señor en la eternidad.

¡Ojalá yo, siendo un instrumento dócil en las manos del sumo Dios, consiga con mis ruegos ser ligado a la Virgen Madre por un vínculo de devota esclavitud y vivir sirviéndola continuamente!

Pues los que no aceptáis que María sea siempre Virgen; los que no queréis reconocer a mi Creador por Hijo suyo, y a Ella por Madre de mi Creador; si no glorificáis a este Dios como Hijo de Ella,  tampoco glorificáis como Dios a mi Señor. No glorificáis como Dios a mi Señor los que no proclamáis bienaventurada a la que el Espíritu Santo ha mandado llamar así por todas las naciones; los que no rendís honor a la Madre del Señor
con la excusa de honrar a Dios su Hijo. 

Sin embargo yo, precisamente por ser siervo de su Hijo, deseo que Ella sea mi Señora; para estar bajo el imperio de su Hijo, quiero servirle a Ella; para probar que soy siervo de Dios, busco el testimonio del dominio sobre mi de su Madre; para ser servidor de Aquel que engendra eternamente al Hijo,
deseo servir fielmente a la que lo ha engendrado como hombre. 
Pues el servicio a la Esclava está orientado al servicio del Señor;
lo que se da a la Madre redunda en el Hijo;
lo que recibe la que nutre termina en el que es nutrido,
y el honor que el servidor rinde a la Reina viene a recaer sobre el Rey.

Por eso me gozo en mi Señora,
canto mi alegría a la Madre del Señor,
exulto con la Sierva de su Hijo, que ha sido hecha Madre de mi Creador
y disfruto con Aquélla en la que el Verbo se ha hecho carne.
Porque gracias a la Virgen yo confio en la muerte de este Hijo de Dios
y espero que mi salvación y mi alegría venga de Dios siempre y sin mengua,
ahora, desde ahora y en todo tiempo y en toda edad
por los siglos de los siglos. 
Amén.

 

 

VITA DEL SANTO

Toledo, fine del VI secolo. Lucia prega con fervore la Madonna: «Concedimi la grazia di un figlio. Se mi ascolti, lo consacrerò a Cristo». Lei e il marito Stefano sono considerati sterili, ma Maria ascolta le sue preghiere. Nasce Ildefonso, che significa “beato, felice”. Tutta la sua vita sarà segnata da quell’inizio. Infatti, il bambino viene educato nelle verità cristiane e soprattutto alla devozione verso la Vergine. I genitori poi, per dargli un’istruzione più accurata, lo mandano presso lo zio Eugenio, in seguito arcivescovo di Toledo (e santo). Il ragazzo è di grandi virtù e intelligenza e quando lo zio non sa più cosa insegnargli lo indirizza nella scuola di sant’Isidoro a Siviglia. Lì si conquista l’affetto e la simpatia di tutti. Dopo dodici anni di studi approfonditi, torna a Toledo. Il padre spera che diventi un uomo importante, ma nel suo cuore Ildefonso ha già fatto un’altra scelta: dedicarsi al Signore. Lascia la città e si dirige ad Agali, in monastero. Ben presto, viste le sue qualità, è nominato abate, nonostante la sua opposizione. Nel 657 muore lo zio Eugenio, lasciando vacante la sede di Toledo. Il clero, il popolo e il re vogliono Ildefonso come successore. Il 26 novembre dello stesso anno è consacrato vescovo. Per dieci anni lavora con zelo per diffondere la fede tra il clero e i fedeli. Scrive molte opere e diviene famoso per il Libellus de verginitate sanctae Mariae, contro gli eretici che negano la verginità di Maria. La tradizione racconta che per questa sua devozione un giorno la Madonna gli apparve, consegnandogli in premio una preziosa veste. Muore il 23 gennaio 667. (Paola Bergamini)

 

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